Dice el sabio que no existe el amor.
Pues yo, con voz rotunda
le digo al sabio con decisión:
Viejo, está muy equivocado,
el amor existe y está en mi corazón.
No se equivoque, jovencita,
no confunda capricho con amor,
el verdadero amor no existe.
Dice el viejo sabio sin vacilación.
Si nunca encontró a quien querer,
si en su vida fue un infeliz,
no me intente convencer, señor,
que sé perfectamente lo que el amor hace sentir...
Las fuerzas... ¿qué fuerzas?
Las que me da cada día al despertar.
La ilusión... ¿qué ilusión?
La que tengo cada día al verlo pasar.
La sonrisa... ¿qué sonrisa?
La que se dibuja en mi rostro sin más.
Palabrería, nada más.
Rechista el sabio sin saber qué decir.
El amor nunca existió, ni nunca existirá.
El hombre no ama, y nunca amará.
¿Y usted se hace llamar sabio?
si en su sabiduría se ausenta el amor.
Entonces los sabios no existen
y usted es un impostor.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
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